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Restauración Casa Prieto López (Casa Pedregal) en CDMX

El Pedregal.

     Es una urbanizaciones residencial, ubicada en el sur de la Ciudad de México, que literalmente significa ‘lugar rocoso’, debe su nombre, a la lava petrificada que cubrió un área de unos 80 kilómetros cuadrados, depositada cuando el volcán Xitle entró en erupción hace unos 1.600 años. El área permaneció en gran parte sin desarrollar hasta mediados del siglo XX.

     Esto cambió drásticamente en la década de 1940, cuando el arquitecto mexicano y futuro ganador del Premio Pritzker, Luis Barragán, comenzó a trabajar en El Pedregal, un experimento residencial con el objetivo de unir arquitectura y paisaje.

     La zona pronto se convirtió en un caldo de cultivo para la experimentación, acumulando obras de arquitectos como Max Cetto, Mathías Goeritz, Francisco Artigas, Pedro Ramírez Vázquez y, por supuesto, Barragán.

     Casa Prieto López fue diseñada a fines de la década de 1940 por Barragán y es ampliamente reconocida como uno de sus proyectos residenciales más emblemáticos. La casa permaneció en manos de la familia Prieto hasta el 2013, cuando salió al mercado; el primero de la ‘época dorada’ de Barragán que se pone a la venta.

     Los coleccionistas más grandes del mundo llamaron, pero finalmente fue comprado por el empresario y coleccionista de arte César Cervantes, quien se había mudado a El Pedregal cuando tenía siete años a principios de la década de 1970 y quedó hipnotizado por la estética de la lava petrificada.

La restauración.

     Cervantes invitó a su amigo y admirador de Barragán, Jorge Covarrubias, a embarcarse en uno de los proyectos de restauración más importantes del país. Al cambiar el nombre de la casa a Casa Pedregal, pronto se convirtió en el mayor trabajo de amor de Cervantes, con un objetivo claro: librar a la casa de las alteraciones añadidas con el tiempo y devolver el diseño a su pureza original.

     El equipo comparó el proceso con la ‘arqueología moderna’, desmontando capas de historia reciente en busca de los inicios del edificio y su ambiente hogareño original.

     Después de estudiar numerosas fotografías, documentos históricos e historias locales, y consultar con académicos que se especializan en el trabajo de Barragán, el equipo comenzó en el sitio, encontrando placer no solo en las posibilidades del proyecto sino también en sus desafíos.

     Aunque la misión del equipo había sido restaurar la casa a su estado original, decidieron que también querían conservar algunos recuerdos y cicatrices de la vida de la casa con la familia Prieto, incluidas las marcas en la pared donde habían instalado un ascensor, un antiguo medianera y escalera.

     Después de 20 meses de trabajos de restauración, en 2016 la casa ha vuelto a su forma original de mediados de siglo. Una inyección de nueva vida a una estructura de mas 70 años.