Concepto

El uso destinado, casa habitación, de estancia temporal corta o extendida, determinaron las condicionantes para su reformado uso y programa arquitectónico, bajo diversas premisas durante el proceso de diseño y definición del proyecto arquitectónico.

Haciendo énfasis y tomando como prioridad la vida pública de la casa, los espacios destinados a dicha dinámica toman ventaja de la calidad espacial, relación y visuales interior-exterior, como experiencia de continuidad espacial, por medio de grandes ventanales que permiten un encontrado y adecuado manejo de luz natural.

Distribución en primer nivel

La organización del programa arquitectónico, distribuido en dos niveles, responde a un certero manejo de la zonificación y condiciones óptimas requeridas. En primer nivel, una primera terraza que manifiesta una conexión entre lo urbano y la edificación. Se accede a la casa a través de un primer bloque de vestíbulo y habitaciones, enseguida, un segundo bloque de transición cuya experiencia de “mirar y abrirse al cielo” se vuelve el corazón de la casa.

Continuando con un tercer bloque, lo público interior (sala-comedor y cocina) y al final un cuarto bloque, lo público exterior (terraza y piscina) en el cual se encuentra el elemento natural: un árbol de mango, que se vuelve el emblema y le da nombre al proyecto “Casa Mango”.

Distribución en segundo nivel

En segundo nivel, se decide ubicar la habitación principal cuya solución se resuelve con un amplio bloque, que encuentra en el exterior y los elementos naturales en éste, su principal experiencia de conexión y continuidad espacial a través de ventanas y puertas a largo de la habitación. Dicha habitación se complementa con sus respectivos servicios y una gran terraza exterior.

Acabados finales

Otra premisa importante es la solución de los materiales interiores y exteriores. Sabiendo que dicha casa albergará una gran y diversa producción de arte, pinturas principalmente, se decide optar por materiales precisos, resumiéndolos en tres principalmente: un acabado liso y neutro en muros y plafones, que permita el protagonismo de las obras de arte; recubrimientos de mármoles en baños y cocina; y un tercer elemento característico y propio de la casa, el color amarillo en los elementos metálicos: estructura y herrerías.