Con cinco habitaciones y espacios comunes como una sala de cine y un mancave, la casa se convierte en un lienzo en blanco para la vida social y las experiencias dinámicas. La configuración de los espacios públicos se adapta a cada ocasión, fomentando un diálogo continuo entre los residentes y sus invitados.

Desde el momento en que cruzas el umbral, el guardián de la casa, una majestuosa Yuka, te da la bienvenida. A su lado, un jardín tropical filtra las vistas desde la entrada principal. Para una sensación onírica se usó un domo circular en la doble altura, la cual es atravesada por un puente que invita a explorar conectando los niveles superiores.

En cuanto a los materiales, el chukum, con su base neutra, se combina con tonos terracotas que funcionan como pinceladas de acento en cada detalle. Las texturas variadas, desde relieves hasta rugosidades, y murales, guían tus sentidos en este viaje arquitectónico.

Casa Kukul es más que una casa; es una obra arquitectónica que celebra el pasado, el presente y el futuro en un diálogo constante entre la naturaleza y el diseño. Descúbrelo aquí.”